Lucia es una asesina

I

Lucia Cyborg’s Client service

Abro los ojos a la misma hora. Mi cerebro esta sincronizado con la alarma digital que tengo en la mesa de noche (lo primero que hice cuando compré el reloj fue escanear mi muñeca izquierda en el dispositivo electrónico que se encuentra en la parte inferior de la alarma). Abro los ojos justo a las 6:30 am, una hora antes para comenzar un día de trabajo rutinario conectada al teléfono. Vivo en un complejo de apartamentos donde también viven las otras Lucia’s compañeras de trabajo. Todas nos llamamos Lucia, de la firma, Lucia Cyborg’s Client Service, compañía dedica a ofrecer servicios a empresas corporativas facilitando la mano de obra. Yo fui creada en una fábrica, mitad humano y mitad máquina y soy la Lucia 1116. A veces guardo recuerdos de mi parte humana, pero por lo general son sueños sin sentido o memorias que no logro reconocer. Todas las Lucia venimos de mujeres humanas que por resultado de alguna enfermedad, accidente, decisión propia u obligación legal, firmaron contrato con Lucia Cyborg’s Client Service, con la promesa de comenzar una nueva vida y no permitir que en el proceso se deteriorara el cuerpo. 

“féminas obsesionadas con la estética más que con la ética”, 

así mismo lo dice el folleto de orientación … 

Todas las Lucia sabemos que venimos de una fábrica y que estamos diseñadas a base de un cuerpo humano para ejercer cierto tipo de función y trabajo. Mi trabajo como el de todas las Lucia que viven en mi complejo de apartamentos, es atender al cliente en un centro de llamada. No todas entramos a las 6:30 am; los turnos se rotan porque aunque seamos cíborgs , llevamos una vida normal, como cualquier cíborg trabajador ciudadano del mundo. 

Así que me levanto, voy al baño y descargo los líquidos acumulados durante la noche. Retiro el envase y el líquido rojovioleta recorre la pared blanca del lavamanos, se acumula en la rejilla de metal y forma un mini torbellino hasta que desaparece por el tubo del desagüe. Lavo mis dientes con una pasta azul metálica para pulir mi sonrisa y enciendo la ducha para darme un baño caliente de aceite anticorrosivo y rosas. El uniforme es una falda gris desde la cintura hasta debajo de la rodilla, camisa de manga larga blanca de botones y líneas verticales acentuada con unos tacos negros de punta fina. Todas llevamos el pelo recogido en un moño alto. La gran mayoría tenemos el pelo negro rizado y la tez trigueña. Nadie tiene la tez blanca como las jefas de la unidad y las supervisoras inmediatas. esas sí, esas son todas rubias, blancas y esbeltas, con ojos azules o verdes. Las he escuchado mientras hablan entre ellas sobre peróxido y aditivos postizos para verse más humanas, y de sus esposos cíborgs y amantes humanos. Una vez en el pasillo escuché a una de ellas comentar: “mi amante humano es mucho mejor en la cama, mi esposo cíborg, ni siquiera con la actualización de máquina sexual premium por el cual pagó miles de metálicos en el spa coreano, me complace como mi amante humano que me hace sentir humana”. 

Primera parte de la serie: Lucia es una asesina